jueves, 7 de noviembre de 2013

Opinamos, opinamos y opinamos

Las consideraciones engañosas no duran, los que simulan ser buenos no disimularán mucho más, juzgamos lo que no sabemos, opinamos sobre lo que desconocemos y no sólo entre amigos, sino que somos capaces de imponernos sin documentarnos sobre acuerdos y desacuerdos y dictaminamos, numeramos proporciones y desproporciones pero nada descubrimos, sobre afectos y desafectos los de otros–, de nada estamos seguros y opinamos, opinamos, opinamos denunciamos nuestras limitaciones nosotros mismos y seguimos hablando…, y luego está el cerebro de los tramposos creadores…
Me gusta escuchar a las personas moderadas y que su opinión sea firme y decidida, producto de sus acciones, de la reflexión y del conocimiento, y permanecer alejada de los excesos, de los presagios, de los que inmolan víctimas para enardecer a los incautos o por merecer algún favor a corto o a largo plazo, o de los que se creen poseedores de la verdad absoluta, o para oírse, simplemente.
Sentenciar con rectitud concierne a la magnanimidad. La echo de menos. 
¿Por qué un vicio origina pasiones más poderosas que una virtud? 


Autora: Julia Arnaiz Castro