Estoy
encerrado sin poder salir, lo único que hago es hacer los deberes y
jugar, me he dado cuenta de que este confinamiento hace que me aburra
hasta de la play 4 y demás videojuegos; también leo mucho y veo la
TV.
Me siento
aburrido ya que no puedo ir al fútbol o al colegio, también por
estar encerrado en estas cuatro paredes. Aparte, estoy alegre porque
estoy en familia, y mi padre al no tener que ir a trabajar, puede
estar más tiempo conmigo, jugando a juegos que hacemos juntos,
“hundir la flota, ajedrez...”, y a veces salgo a la azotea para
jugar a la pelota o para sacar a mi perrita, aunque se me hace poco y
estoy solo, sin ningún amigo de mi edad. Echo de menos a mis amigos
del fútbol y aunque hablo con ellos del colegio por WhatsApp no es
lo mismo como estar delante de ellos para abrazarlos o pelearnos (ja,
ja, ja).
También
tengo miedo por mi madre –ya
que ella trabaja en una residencia de ancianos a los que conozco (los
aplausos de las 19:00 son también para ella y sus compañeras)–
porque se puede contagiar ( suelo ir a verlos a la residencia y estoy
con ellos un poco hasta que me recoge mi padre), sé que son de alto
riesgo por su edad. Espero que todos cuando acabe esto, sigan bien.
No puedo ir
a casa de mis abuelos, que los echo de menos. Parece una pesadilla
todo esto y sueño con que pronto se acabe y podamos volver a salir,
a correr, a jugar, a abrazarnos...
Tengo el
deber de quedarme en casa, si no lo hago, me podré contagiar o peor,
contagiar a los demás.
Autor: Marcos Rocha Hernández
Tengo que decir que al
principio escuchaba hablar de confinamiento, pero no sabía realmente
lo que
significaba, con el tiempo entendí que estar en confinamiento
es estar en un lugar sin poder salir en libertad. Mis padres me
establecieron unas pequeñas pautas diarias: después de desayunar
me siento a hacer tareas, hago un poco de deporte en la bicicleta
estática; después de comer me conecto a través de la “play” y
hablo con alguno de mis amigos. Extraño muchísimo ir al colegio,
ver a todos mis amigos, poder hablar con ellos, compartir risas y
momentos. Ni que decir tiene que echo en falta lo que hasta ahora es
mi pasión, el fútbol, los entrenamientos, las risas y esfuerzos con
mis compañeros, los partidos de los sábados, ver cómo el
sacrificio de la semana se ve el día del partido. Al principio,
hasta me podía hacer gracia tener que estar en casa, pero ya no
tiene gracia ninguna. Una cosa es que estés en tu casa porque
quieres estar y otra muy distinta es que te impidan salir.
Sueño con que todos los
enfermos se puedan sanar, que cada vez sea menor el número de
fallecidos, detrás de cada fallecido hay una familia que sufre por
la pérdida de un ser querido. Siento rabia cuando veo por
televisión que hay personas que no respetan el confinamiento o
cuando no llega el material a los sanitarios, personal de limpieza,
policía….Espero y ansío volver pronto a la normalidad, chocar las
manos, ver y poder tocar a quien quieres, ir a la playa y disfrutar
de la brisa del mar.
Autor:
Ismael Mayor Ramírez